Estaban cerca del lugar donde el martes fueron hallados 35 cadáveres de presuntos Zetas. También estos presentaban signos de tortura. Ocurrió en momentos en que se realizaba una reunión de fiscales.
El fuerte operativo de seguridad montado en la capital del estado de igual nombre con motivo del encuentro de fiscales que encabezaba la procuradora general de la república, Marisela Morales, no impidió que el crimen organizado volviera a arrojar cuerpos a la vía pública y en plena luz del día.
Según los informes de la Policía, cuatro de los cadáveres fueron arrojados de una camioneta en la intersección de dos calles del puerto y otros tres fueron tirados en la zona de Boca de Río, sede de la reunión de fiscales. Pero cuando se pensaba que serían siete, un funcionario informó que la cifra había aumentado. "Ya suman once los cuerpos arrojados en vialidades de Veracruz", explicó.
Las autoridades informaron que, de acuerdo con los primeros reportes forenses, todas las víctimas parecían haber muerto por asfixia y luego haber sido golpeadas. Añadieron que dichos signos de tortura son similares a los que presentaban los 35 cuerpos arrojados el martes en el centro de la ciudad.
Las primeras investigaciones sobre el episodio del martes apuntan a una lucha entre cárteles del narcotráfico. Las víctimas, la mayoría con antecedentes penales, eran presuntos miembros de los Zetas. Entre los sospechosos por la matanza, está el cártel del Golfo, el de Sinaloa y uno de sus brazos armados conocido como Nueva Generación.
La violencia se ha incrementado en Veracruz, donde algunos analistas señalan que la batalla intestina del crimen organizado pasa por capitalizar las posibilidades de tráfico que ofrece el puerto del lugar. La capital estatal se ha convertido en un nuevo foco rojo de inseguridad narco.
INFB
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