(EDITORIAL) ¿Dónde matriculo a mi hijo?
Estando en los meses más cercanos a el inicio de la época estudiantil surgen el dilema de qué universidad puede ser la mejor para nuestros hijos, ¿Será que debemos dejarnos llevar por sus mensajes publicitarios?
Una de las principales motivaciones que tienen los padres al momento de matricular a sus hijos en una universidad o instituto es la imagen que esta nos da en las publicidades. Cada quien trata de velar porque su hijo estudie una carrera que, al menos, le ayude a sostener su futuro hasta que fortalezca su condición profesional y vuele por las anchas laderas del competitivismo que está fuera de sus casas: en ese mundo donde que si no tienes estudios o te esfuerzas al 100% no tienes 'chamba', a no ser que tengas esa varita mágica, una suerte de hijo de familiar del dueño de la empresa o un padrino. En fin la suerte está hechada.
Si bien es cierto, cada padre que ha tenido la oportunidad de ahorrar algún dinero para darle la mejor herencia a su hijo (la educación) es consciente de que en este mundo lleno de miedos y presiones por lograr un puesto de trabajo, cada vez está más reñido y ajusta sus lineas para que sean ocupadas por los más luchadores, pujantes, optimistas y estudiosos jóvenes.
Ante tan temeroso, para algunos, mundo competitivo laboral suele nacer la duda de qué universidad escoger. "Estudia en la universidad...., porque de allí sales con chamba" suelo escuchar en conversaciones de jovenzuelos que pretenden saber al menos donde apoyarse ante los sueños de un día no temerle a la vida llena de gastos y necesidades. "Si estudias en esta universidad los empresarios te buscarán, no los hagas esperar" promete otra universidad, en cambio hay algún otro instituto que promete convertir a tu hijo en 'monstruo' y no falta aquella que utiliza aquellos efectos 'especiales' en sus propagandas para verse de lo más actualizados, tecnológicos o a la vanguardia. La verdad es que a este paso solo están logrando una especie de publicidad friki, muchas veces ridícula.
Nuestra realidad. Leyendo el libro de Openhaimer, 'Basta de historias', pude comprender que en realidad, y aunque parezca trillado, la universidad no hace a la persona. Son los estudiantes quienes tienen que tener el compromiso necesario para llegar a una meta colectiva de ayuda a ellos mismos, su familia y la sociedad.
Ante tanto individualismo al menos tenemos que tener la certeza de que donde vayan a estudiar nuestros hijos sea un lugar que se preocupe por su bienestar social, psicológico y emocional. Donde que se eduque a un estudiante con el compromiso de ayudar a los demás, a no solo ser competitivos sino a ser luchadores, pero de esos que con alma y entrega lo dejan todo en la 'cancha', de esos que ante la adversidad no se quedan atrás y siguen batallando contra viento y marea para lograr una meta. Una meta que no solo hará feliz a ellos sino que traerá consecuencias positivas para los demás: para quienes él estudió y prometió ayudar por vocación no por dinero, eso es lo secundario.
Llevemos a nuestros hijos a una casa de estudio que se interese, no solo en llenar salones, sino que se interese en la calidad de estudiantes que de ellas egresarán, que se interesen en qué tan grandes pueden llegar a ser sus alumnos con la educación que estas brinden y sobretodo en las que nuestros hijos se sientan orgullosos de decir "Esa es mi alma mater".
M.F.P