Ali Agca, el hombre que intentó asesinar en 1981 al Papa Juan Pablo II, hizo unas siniestras declaraciones sobre el actual sumo pontífice, Fracisco.
"Es fácil dispararle también a este Papa, pero nadie tiene interés en hacerlo", declaró el exterrorista a Radio 24 de Italia desde Turquía, país donde reside.
"Si alguien quisiese (dispararle al papa) podría hacerlo muy fácilmente… (...). Pero no le importa a nadie. El papa Francisco es un simple párroco de provincia", agregó.
Lejos de mostrar arrepentimiento, como lo hizo cuando Juan Pablo II lo perdonó, Agca realizó otras siniestras ironías. "Ahora vivo en Turquía y no tengo ningún plan para matar al Papa Francisco, tranquilizo al Vaticano. Me gustaría dispararle al presidente Obama, sí. Pero estoy bromeando", precisó.
El hombre de origen turco también dijo que le gustaría volver a Italia, pero el gobierno de ese país se lo ha prohibido.
"Hago un llamado al premier Letta para que me deje entrar, de otro modo podría ir clandestino, no arriesgo nada, ni si quiera la cárcel", advirtió.
Cabe indicar, que el Papa Francisco ha puesto en aprietos a su seguridad al negar desplazarse en el 'papamovil' (blindado con un cristal) y por su frecuente contacto físico con los fieles.
La plaza de San Pedro es un hervidero de peregrinos que se han acercado a la ciudad eterna para participar en la ceremonia de beatificación de Karol Wojtyla
La plaza de San Pedro es un hervidero de peregrinos que se han acercado a la ciudad eterna este fin de semana para participar en la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II. Aunque el cielo de Roma los ha recibido con un desapacible capote grisáceo, esto no ha sido impedimento para que cientos de personas se acercaran esta mañana a la basílica vaticana. A las emblemáticas fotografías que cuelgan de la columnata de Bernini y que recuerdan uno de los pontificados más largos de la historia, se ha sumado un ejército de paraguas de colores, capas de lluvia y ondeantes banderas, polacas en su mayoría.
Una numerosa representación de la familia Siegrist ha venido desde Madrid. Llegaron ayer por la noche. Consideran la beatificación «un momento histórico» y se sienten «dichosos de poder vivirlo». Acompañaron a Juan Pablo II en su último viaje a Madrid en 2003. El Papa polaco «es un santo actual, hizo cercano algo que parecía tan lejano como la santidad», aseguran.
Javier Siegrist es párroco de la iglesia del «Santo Cristo de la Misericordia» en Boadilla del Monte (Madrid). Ha venido a Roma a acompañar a la familia, pero esta noche regresa a Boadilla «para estar con la parroquia». Seguirán la ceremonia desde una gran pantalla y después descubrirán el nuevo retablo, donde hay precisamente una imagen de Juan Pablo II. Javier destaca en especial dos mensajes del nuevo beato. El primero es una frase que pronunció en el aeródromo de Cuatro Vientos: «se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo». El segundo es la imagen de un pontífice exhausto en la última semana de su vida, una imagen que encarna «ese gastarse hasta el final».
Jaime, Inma, María, Belén y Fátima viene también desde Madrid. Son jóvenes y acompañaron al Papa en Cuatro Vientos. Ya han dirigido sus peticiones al nuevo beato. La frase de Juan Pablo II que mejor recuerdan es la que dio inicio a su pontificado: «¡No tengáis miedo!».
Esta petición a superar el temor es recordada también por las hermanas Alonso, que han venido desde Murcia con la Parroquia de San Bartolomé. Han viajado en autobús y están alojadas en Anzio, a una hora de Roma, pero para ellas todo esfuerzo es poco. Desde pequeñas han acompañado, junto con sus padres, a Juan Pablo II en muchos de sus viajes: Nueva York, Israel o París. Mañana acompañarán por última vez a un Papa que ha sido para ellas «como un abuelo».
El Vaticano dijo que el ataúd fue sacado de la cripta de la basílica de San Pedro ante la mirada y los rezos de altos cargos vaticanos.
(Reuters) El ataúd con los restos mortales del Papa Juan Pablo II fue exhumado el viernes antes de su beatificación el domingo, mientras decenas de miles de personas comenzaron a llegar a Roma para asistir a uno de los mayores acontecimientos desde su funeral en 2005.
El Vaticano dijo que el ataúd fue sacado de la cripta de la basílica de San Pedro ante la mirada y los rezos de altos cargos vaticanos y algunos de los asesores más próximos del fallecido pontífice.
Entre los presentes en la ceremonia estaban el cardenal Stanislaw Dziwisz, su secretario personal y mano derecha durante décadas, y las monjas polacas que dirigieron la casa papal durante 27 años.
El ataúd de madera será situado frente al altar mayor de la basílica de San Pedro. Después de la misa de beatificación del domingo, continuará en ese lugar y la basílica permanecerá abierta hasta que todos los visitantes que así lo deseen lo hayan visto.
Después será trasladado a una nueva cripta bajo un altar en una capilla lateral cercana a la estatua de la Piedad de Miguel Ángel. La losa de mármol que cubría su primer lugar de enterramiento será enviada a Polonia.
El Papa será beatificado el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Divina Misericordia, que este año cae el 1 de mayo, la fecha más importante en el mundo comunista.
La coincidencia es irónica, dado que muchos creen que el Papa desempeñó un papel clave en la caída del comunismo en el este de Europa.
Conforme el Vaticano prepara para situar al Pontífice un paso más cerca de la santidad, Roma se ha contagiado de la fiebre de la beatificación.
La ciudad está engalanada con carteles del Papa en autobuses y farolas, mientras la ciudad donde fue obispo durante 27 años espera una de las mayores multitudes desde su funeral en 2005, donde millones se acercaron a rendirle homenaje.
A lo largo de la Via Della Conciliazione, el bulevar que va desde el Tíber al Vaticano, se están montando grandes torres para televisión,
Se prevé que varios cientos de miles de personas acudan a la misa en la plaza de San Pedro el domingo, cuando el sucesor del pontífice, Benedicto XVI, pronunciará la fórmula en latín que declarará beato a uno de los papas más populares de la historia.
Al menos 16 jefes de Estado y 87 delegaciones oficiales de todo el mundo asistirán a la beatificación, el último paso antes de la santificación en la Iglesia católica.
El Vaticano estima que la curación inexplicable, de no ser por un milagro, de la monja francesa Marie Simon-Pierre Normand, que sufría enfermedad de Parkinson, se debió a la intercesión de Juan Pablo II ante Dios, por lo que permite la beatificación.
Se tiene que atribuir a Juan Pablo II otro milagro tras la beatificación para que sea declarado santo.
Incansable viajero, Karol Wojtyla, el primer papa polaco, visitó 26 países de América Latina, frecuentemente en momentos críticos de su historia. Ni la Cuba de Castro quedó afuera de su periplo
El papa Juan Pablo II en su visita al Perú en 1985
El domingo 1º de mayo será beatificado en una multitudinaria ceremonia en El Vaticano. El llamado "Papa viajero" recorrió el continente más católico del planeta de un extremo al otro, del Caribe a la Patagonia, de Chile a México, de Brasil a Guatemala, de Paraguay a Nicaragua.
Algunos de estos viajes fueron polémicos, por las circunstancias que se vivían en la región en las décadas de 1980 y 1990, cuando la mayoría de las giras pontificales tuvieron lugar.
Fue recibido por presidentes legítimos y de facto, pero, sobre todo, por multitudes que colmaron estadios y plazas.
En el que él llamaba "continente de la esperanza" tuvo palabras de aliento para los indígenas y mineros explotados, campesinos perseguidos, políticos maniatados ideológicamente y contra las dictaduras, y se empeñó en luchar por conseguir mejores condiciones para los pobres.
Pero durante su pontificado, Wojtyla se enfrentó por igual al ateísmo comunista y a los excesos del capitalismo. Su vocación pastoral universal lo llevó a relacionarse con todos, pero, con conciencia de estar por encima de lo coyuntural, desafió las reglas de los gobiernos temporales, democráticos o dictatoriales. Visitó la Argentina de los militares durante la guerra con Inglaterra por las Malvinas (1982) y más tarde, la de la democracia restaurada; la Guatemala del general Efraín Ríos Montt (1983); el Chile del general Augusto Pinochet (1987) y el Paraguay del general Alfredo Stroessner (1988).
Con Pinochet y los dictadores argentinos protagonizó uno de sus mayores éxitos diplomáticos al mediar entre ambos países, a través de su enviado, el Cardenal Samoré, para evitar una guerra entre ambos países hermanos por el diferendo limítrofe referido al Canal de Beagle.
Visitó cuatro veces Brasil, el país con más católicos del planeta, y sus últimos viajes en el continente fueron a México y Guatemala, a mediados de 2002.
Su visita a América Central en 1983 también desató polémicas cuando en Nicaragua reprendió en vivo y en directo por televisión al entonces sacerdote y ministro revolucionario, el poeta Ernesto Cardenal, por el cargo que ocupaba en el gobierno sandinista.
Uno de sus viajes más emblemáticos fue el que realizó a Cuba en 1998, ya anciano y enfermo, cumpliendo el sueño de visitar el último bastión del comunismo, pese a su acérrimo desprecio al marxismo.
Con el entonces líder máximo de la revolución cubana, Fidel Castro, estableció una cordial relación, pero sin concesiones en ningún terreno. Por esos días, pudo verse al jefe comunista asistir a misas y ceremonias en actitud de recogimiento.
El Papa condenó duramente el embargo, pero también el bloqueo político e ideológico que el propio régimen le impone a los cubanos: "Que Cuba se abra al mundo, y el mundo se abra a Cuba".
VISITA AL PERÚ
Fue un hecho histórico para los fieles de la fe cristiana católica de Perú, pues se desarrolló durante una época de crisis económica y con el país amenazado por grupos terroristas.
Su llegada se produjo el 1 de febrero de 1985. Descendió del avión Luigi Pirandello de Alitalia en el Grupo Aéreo del Callao, besando tierra peruana. Fue recibido por el presidente Fernando Belaúnde, el Arzobispo de Lima Juan Landázuri Ricketts, el Nuncio Apostólico Mario Tagliaferri y otras autoridades políticas y eclesiásticas.
Luego del recibimiento, Juan Pablo II se dirigió hacia la antigua Catedral de Lima, donde ofició una misa con sacerdotes, diáconos y religiosos en honor a Nuestra Señora de la Evangelización, patrona de la Arquidiócesis de Lima y a quien coronó solemnemente. También veneró las reliquias de los santos peruanos Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, San Juan Masías y Santo Toribio de Mogrovejo. Al finalizar fue recibido en Palacio de Gobierno.
En la mañana del sábado 2 de febrero, Juan Pablo II recibió a un grupo de polacos residentes en el Perú para luego viajar a Arequipa. En esta ciudad se llevó a cabo la coronación de la Virgen de Chapi y la beatificación de Sor Ana de los Angeles Monteagudo. A su regreso a Lima, se produjo un multitudinario encuentro con los jóvenes en el Hipódromo de Monterrico y en presencia del Señor del Santuario de Santa Catalina.
A las 8:30 am del 3 de febrero arribó al Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete de la ciudad del Cusco y fue recibido por su alcalde Daniel Estrada Pérez y por el entonces diputado por el Cusco Rodolfo Zamalloa Loaiza. Allí fue declarado Ciudadano de Honor. Posteriormente celebró misa en la fortaleza inca de Sacsayhuamán y coronó a la Virgen del Carmen de Paucartambo. Continuó su peregrinaje hacia Ayacucho, cuna de la violencia terrorista maoísta, donde dirige un mensaje pidiendo cambiar de camino. Es recibido con estrictas medidas de seguridad por el Arzobispo de Ayacucho Federico Richter Prada y por el general Wilfredo Mori, jefe político-militar de la zona y tambien de Arequipa e Ica.
El 4 de febrero visitó Callao, junto con Monseñor Ricardo Durand Flórez, donde concelebraron una cena eucarística. También se encontró con el Señor del Mar y la Virgen del Carmen de La Legua y recorrió los hospitales de la localidad. Prosiguió su visita a Piura y luego a Trujillo, donde se reunió con los cristianos en el óvalo que hoy toma su nombre.
Su última actividad en Lima fue el martes 5 de febrero con los pobres, con una liturgia en una explanada en los arenales de Villa El Salvador. Luego se dirigió al aeropuerto para viajar a Iquitos, donde los lugareños lo rebautizaron como el Papa Charapa, partiendo hacia Trinidad y Tobago a la 1 pm.
El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe es considerado por la Unión Europea 'persona non grata'
El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, declarado 'persona non grata' en la Unión Europea, está en la lista de personalidades que acudirá a la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II, este domingo, según ha indicado el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.
Cuestionado sobre esta presencia, Lombardi ha precisado: "Zimbabue es un Estado con el que la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas". "No hay nada que ocultar" sobre la presencia de este presidente africano, que estará junto a otros 15 jefes de Estado del mundo entero.
Mugabe y sus allegados tienen prohibido viajar y sus cuentas fueron congeladas en 2002 por la Unión Europea y Estados Unidos, debido a las violaciones repetidas de los derechos humanos y las libertades fundamentales por su régimen.